Ha sido durante el pasado mes de Junio, que la Universidad de Cornell, mas concretamente su campus de ciencia aplicada Cornell Tech, sorprendían con la presentación de un proyecto de 150 millones de dólares, un rascacielos de uso residencial que superará los 80 metros de altura (270 pies), en la ciudad de Nueva York. Cuando este edificio este terminado en 2017, pasará a ser el edificio pasivo más alto del mundo.

Este edificio residencial, es parte del nuevo campus de Cornell Tech, en Roosvelt Island, en el East River de Nueva York, entre los barrios de Manhattan y Queens.

“Somos un campus tecnológico, y como tal, queremos que nuestras edificaciones reflejen las actividades que llevamos a cabo a través de la ciudad y la industria” comenta desde Cornell Tech, Jennifer Klein. “¿Qué mejor manera de hacerlo que apostar por la sostenibilidad con este edificio pasivo?”

Los edificios construidos según el estándar, Passive house, están eficazmente aislados, son herméticos y eficientes energéticamente. Requieren de mucha menos energía para la climatización, reduciendo la huella de carbono y los costes de operación a largo plazo.

El residencial de Cornell Tech, tendrá 352 unidades de alojamiento en 26 pisos, superando al que actualmente es el edificio pasivo más alto hasta el momento, un edificio de oficinas de 20 pisos en Viena, Austria. La fachada será construida con un sistema de paneles metálicos que actuará como aislante térmico. Sus ventanas  contaran con triple acristalamiento para mejorar el aislamiento. Contará con sistemas de Ventilación de Recuperación de Energía (ERV), que asegurará la constante circulación de aire fresco en las instalaciones a la vez que reciclara el aire usado para la climatización.

De acuerdo a los responsables del diseño, El edificio Cornell Tech, esta proyectado con el fin de ahorrar 882 toneladas de CO2 por año, y usar un 60/70% menos de energía que un edificio tradicional. Klein dice que dicho ahorro, se traducirá en la oferta de alquileres más económicos en el edificio.

Como sucede muchas veces con los proyectos innovadores, los diseñadores de Cornell Tech se han enfrentado a varios desafíos. Mientras que en Europa la construcción pasiva ha sido utilizada ampliamente en hogares familiares, edificios bajos, colegios y oficinas, en los Estados Unidos, se han utilizado primordialmente en la construcción de hogares unifamiliares.

“Hay muchas tecnologías disponibles en Europa y Asia que no han llegado necesariamente al mercado norteamericano” dice Arianna Sacks Rosenberg, senior project manager de Hudson Companies, el desarrollador del proyecto. “Una gran cantidad de materiales disponibles en los EEUU, están diseñados para construcciones de menor envergadura”

Más allá de los materiales de construcción, el proyecto se ha encontrado con escollos a nivel normativo. “Este tipo de práctica de construcción no es común, y la normativa tampoco puede adaptarse a la existente en construcción pasiva muchas veces. Tuvimos que aplicar un gran número de variaciones para los sistemas mecánicos de sistemas de ventilación y derivados, por ejemplo” afirma Klein.

Además, añade “ciertamente los esfuerzos de la ciudad hacia el desarrollo sostenible y el modelo de eficiencia energética se mueven en la dirección adecuada, pero necesita haber cambios. Si (la construcción pasiva) continua su desarrollo, cambiará el modelo normativo para edificaciones”

Rosenberg, enlaza su experiencia en construcción de edificaciones pasivas a los diseños tempranos de diseño LEED. (Leadership in Energy & Environmental Design). “LEED fue un gran paso inicial. La normativa de edificación tuvo que adaptarse en su momento a los estándares LEED, y tendrán que cambiar de nuevo al adaptarse a los estándares de construcción pasiva”.

Los costes han sido siempre factores limitantes en la construcción de viviendas pasivas. De acuerdo al Instituto Passive House US, la construcción pasiva incrementa los costes de edificación en torno a un 5 o 10% frente a la construcción tradicional. Pero Rosenberg afirma que el coste adquirido es en realidad menos severo en el caso del edificio proyectado de lo que sería en una casa unifamiliar.

“No hemos construido nada todavía, así que es difícil especular sobre el coste total de la edificación. Si tuviera que hacer una estimación, calcularía un incremento en torno al 3-5% en el coste incrementado, definitivamente no llegaría al 10%. Cuando hablas de una construcción mas extensa, obviamente puedes repartir el coste entre muchos más metros cuadrados” explica.

Con la construcción recién iniciada, es demasiado pronto para decir que Cornell Tech haya superado todas sus barreras, pero Klein espera que su experiencia en costes, permisos y materiales, sirvan de ejemplo para que otros promotores consideren la construcción de edificios pasivos altos.

Mike Eliason, consultor y diseñador de casas pasivas en Seattle, dice que el mundo de la construcción estará pendiente del éxito de Cornell Tech en el desarrollo de este proyecto.“Creo que para un promotor, llevar a cabo este proyecto es un gran reto, no solo en Estados Unidos, sino a escala global. Será definitivamente un buen proyecto de demostración”.

 

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